¿FELIZ NAVIDAD?

La Navidad es mi época favorita del año, todos los adornos me alegran, las luces, las gaitas, en serio me entran en la sangre no se y simplemente me alegran. El asunto es que este año la navidad no llegó a mi casa. Solo hay un arbolito que cada vez que lo veo me da es rabia, si, todo lo contrario a lo que significaba para mi la navidad. Cada vez que lo veo me recuerda a mi mama y a mi papa peleando. Mi mama histérica porque el condenado arbolito tiene unas mariposas que odia, dicen que no son de navidad y mi papa por que siempre tiene que tener la ultima palabra dice que a el le gusta asi, que no le gustaba el carnaval que mi mama ponía todos los años, que está bien con ese arbolito simbólico y ya. Yo, la verdad adoraba ese carnaval navideño, era mi manera de escapar del caos que significa volver a esta casa. Vuelven todos los recuerdos. Y como fui la primera en irse pareciera que se acostumbraron a vivir sin mi y que al volver molesto, como si ya no perteneciera a este lugar.

Por mucho que intente hacer las cosas bien, las cosas correctas, de hacerlos sentir orgullosos, nunca están satisfechos. Nunca se llenan. No puedo ver a mi mama limpiando o trabajando, y a diferencia de mis hermanas siento la necesidad de ayudarla. Y ni gracias recibo a cambio. Mi papa pide que lo acompañen. ¿Quién sale corriendo? La mas pendeja. ¿Qué recibo a cambio? Que se acostumbren y se aprovechen de mi bondad y me sigan pisoteando. Decido no ayudar. Dije: esto no es justo, que no aprecien pero nada de lo que uno intenta hacer. Pero resulta que no puedo con el cargo de conciencia. Siento que soy mala, mala, mala!!!

No tengo en donde dormir, pruebo en el cuarto de una de ellas que tiene dos camas, no me siento bienvenida, ella tiene una necesidad incontrolable de pelear, me mira con cara fulminante, recordándome de que ese es su cuarto y por nada del mundo quiere que yo esté ahí. Me mudo. Voy al cuarto de mi otra hermana. Está todo lleno de maletas, no se puede caminar, ella se estresa. Siente que estoy invadiendo su espacio. Me mudo. Estoy durmiendo ahora en el sofá de la sala, sitio neutral. No aguanto la columna, esa vaina es muy dura. Pero así al menos ellas están felices, así que me quedo ahí. 

Otra vía de escape al caos, Internet. Saco mi computadora, como estoy en la sala pues no me puedo montar en la sala mi sitio de escape cibernético. Porque en anteriores ocasiones, estando en la cocina y haciendo tareas, pues ya me han dicho que molesto que esos no son sitios para que monte mi desastre, entonces decido ponerme en el bar, y ponerme a pasar cds a la computadora para después pasar al ipod de mi papa su música. Se llena mi computadora. Busco mil maneras de guardar la musica en un aparatito que todavía estoy descubriendo como funciona. Me siento bruta. A parte de que llevaba todo el día tratando de pasar los contactos de mi computadora al blackberry pero resulta que los condenados no son compatibles y es todo un proceso para hacerlos funcionar juntos. Traté de configurar el correo electrónico, no pude. En serio me sentía brutísima. Llega de nuevo el susodicho: “¿Ya pasaste la música? No puedo creer que ese aparato tan caro no te sirva para guardar la música. ¿Entonces perdí los reales?.” Se va. Vuelve. “¿Lo lograste? Ya viste como funciona?” Las canciones se perdían. Cada vez que grababa un cd y lo quería poner a sonar se perdía el archivo original. Lo buscaba. Lo volvía a grabar. Él vuelve. “¿No sabes como hacerlo?” Sudaba la gota gorda. Quería decirle que ya había encontrado la manera. Quería que fuese feliz. Darle ese regalito de navidad por lo menos. Me da su nuevo celular y me dice “aprende a usarlo para que me enseñes, configúralo para poder ver mis correos”. Verga otra vez los correos. De pana, ¿que le pasa a la tecnología conmigo últimamente? ¿Me estoy poniendo vieja que ya no la entiendo? No logré configurarle un coño. Me sentía una buena para nada. ¿Dónde está Javier en estos momentos? ¿Será que sólo me ayuda en mis despistes? ¿Es del área de despistes? Voy a hablar con su jefe seriamente para que mande otro ángel pero del área tecnológica. O un multiusos. O vamos a ver si te me actualizas Javier, sinceramente.

Pero lo peor de todo esto no es que la tecnología me comió o que no tengo donde dormir, NO, sino que analizando todo fríamente, hice todo esto por siempre pensar en el bien de los demás y no el mío, por tratar de hacer lo correcto y no lo que quiero. Entonces vuelvo a lo mismo. Sino ayudo a la gente me siento mala, mala, mala, mi maldita conciencia no me deja tranquila. Entonces, de una manera o la otra salgo jodida. Tengo que resolver esto, en serio. No puede ser que cada vez que venga a mi pueblo me sienta tan poco bienvenida y que a los pocos días de estar aquí tenga unas ganas de salir corriendo increíbles, de escaparme.

Así que estas Navidades no han sido tan felices después de todo. He estado sin ánimos de NADA. Aunque ya se me está pasando un poco. Si hubiese escrito esto unos días antes la conclusión hubiese sido: Me voy de esta mierda no aguanto más. Pero como ya han sido varios días de reflexión creo que estoy llegando a la misma conclusión de siempre: Nací para hacer feliz a la gente. Todo lo bueno se devuelve. Y si no se devuelve en esta vida, de verdad espero que haya otra vida después de esta y que Diosito me premie y me agradezca por hacer el bien.