martes, 10 de agosto de 2010

POR AMOR AL ARTE

Tiempo sin escribir eh? Y el que haya leido mi último post pueeeees sabrá que no estaba muy estable en ese entonces. Les traigo ahora algo más ligerito, un ensayo que leí en una revista y me EN-CAN-TÓ. A medida que lo iba leyendo era como si hubiesen extraído de mi mente mis pensamientos y los hubiesen escrito de una manera fenomenal. Pues les dejo aquí el ensayo y espero que lo disfruten tanto como yo lo disfruté.

POR AMOR AL ARTE

“ADN (Arte Desde el Nacimiento)”, de Brunella Piccionello Hoffman.

OJO Cultura Universitaria – Edición 07 – 2010

Como astronauta que llega a la luna y recuerda que de pequeño solo jugaba con aviones de papel; muy similar a la señora británica que a los tantos años aún tenía la boca sin besar, la misma boca por donde salió la voz de gorrión que le quitó la capa de invisibilidad; tan parecido al sentimiento que tuvo Dalí al conocer a Gala; o tan elemental como el aire que llena tus pulmones. ¿Hasta donde llegar por amor al arte? ¿Es el arte acaso el fin o es el vehículo?, ¿es el telescopio o es la estrella?.

Se dice que está poseído en el ADN, justamente como un cromosoma más, y que con el tiempo va manifestándose en tres lugares locales del cuerpo humano, donde con el paso de los años se ciñe a la integridad de la persona. El arte como enfermedad milagrosa –enfermedad porque no te deja en paz y milagrosa porque es aquello capaz de matarte y hacerte renacer en segundos- tiene su epicentro en alguna arteria del corazón, lugar en el que pueden producirse aceleraciones con solo ver el final de Casablanca o parálisis en seco con una pincelada de Munich.

Íntimamente vinculado al corazón, el arte se encuentra regado en toda la estructura cerebral de quien lo padece y origina fuertes obsesiones por la contemplación, crónicos problemas de abstracción ante la realidad que ocasiona innumerables viajes imaginarios y que transforma como arcilla todo lo que le rodea.

El tercer y más importante punto donde radica el arte en el individuo es en los sentidos: la vista, el olfato, el tacto, el gusto, el oído. El ellos sucede el supra desarrollo de las cualidades sensitivas, y es allí donde se integran los cinco puntos sensoriales; de tal forma puede transfigurarse un simple olor a lavanda en la más melódica composición de Verdi o un impacto cromático de Cruz Diez en un escalofrío en la piel.

Amar el arte no es una opción, es el motivo; amar el arte no es una alternativa, es inminente: es el motor del gran barco que apenas sopla con velas, o la pequeña hormiga que nunca duerme.

Los primeros hallazgos de conciencia de que poseemos ese especial ADN –Arte Desde el Nacimiento- son cruciales: a mí me ocurrieron, simultáneamente, de forma sutil e intensa. La primera vez que mi mamá me llevó a escuchar los diálogos en las tablas del Teatro Tilingo, el primer contacto que experimenté con la cuerda del arpa clásica, o cuando mi vista se hacía lejana en los paisajes enmarcados en las paredes de la sala de mi casa… desde allí sabía que algo estaba pasando.

Después de haber estudiado al homo habilis y al homo sapiens los libros de texto empezaron a dar teorías y explicaciones sobre nuestros sentimientos, nos dimos cuenta de que los jeroglíficos eran más importante de lo que creíamos y, en cuestión, de minutos, la Mona Lisa nos sonrió. En retrospectiva, este mágico proceso de identificación nos hace pensar: ¿qué hago con esto?, ¿debo guardarlo o expresarlo? Parece que la segunda opción siempre es la mejor.

Y así como aprendemos a vivir con el lunar que está al lado de nuestros labios, llegamos –increíblemente- a amar el arte cada día más, hasta convertirlo en el leimotiv y en la razón de nuestros trasnochos, rabias y alegrías, ahondando en la dialéctica inevitable de saber ¿hasta donde llegará esto? O ¿hasta donde llegaremos con esto?

Yo de Fellini o Kurosawa no tengo nada. Aún así, he gozado la fortuna de experimentar la pasión ardiente detrás del lente de la cámara de video cuando, con el encuadre esperado, el actor transmite el sentimiento en el justo instante en que el ángulo de iluminación era adecuado y el audio funcionaba debidamente: momento en que poco importaba si tenia dos días sin dormir u horas sin comer. Eso es lo que quiero hacer el resto de mi vida, porque no hallo entrega mas valiosa que dar el trabajo para conseguir que la humanidad sienta y recuerde lo que habita en los rincones de su corazón con su memoria emotiva y en el ultimo fade black, con lagrimas o risas encuentre una nueva oportunidad.

El cine, la escritura, el diseño, la arquitectura y el resto de las nueve artes universales tienen la cualidad de producir emociones a través de la expresión, intransferible en este acto de comunicación.

Que el arte me llevara a sonar la claqueta bajo la Torre Eiffel sería la gloria, pero por la pasión que me hace sentir hacer lo que me gusta. Montaría a camello todo el desierto solo por obtener un paneo de los infinitos medanos; seduciría a cualquier guardia ruso para poder apreciar de cerca la “Composición VII” en la Galería de Tetriakov; me sumergiría en el océano, con tal de inmortalizar en una fotografía la mirada de un amenazante tiburón blanco; haría travesía a Dinamarca para pisar la tierra donde Shakespeare sitúa a Hamlet; o, sin necesidad de boleta aéreo, me dirigiría a la zona mas rural de mi país para captar una realidad que el mundo debería conocer.

Sin importar sed en el Sahara ni nadar entre barcos hundidos, puedo decir que no se trata exclusivamente de a donde llegaríamos por amor al arte, sino de donde estamos en este momento. Poseer arte desde el Nacimiento no nos permite despegarnos del estado de nuestra vida, ya tocada por algo análogo al dedo de ET. Encontrara belleza en el crujir de las hojas o angustia por la indolencia de la sociedad no es pura casualidad, es el resultado de haber llegado a algo por el arte, y el arte haber llegado a nosotros. Son muchos de los destinos de llegada, numerosos los retos que debemos afrontar en el oficio e inevitable el hecho de arriesgar todo para lograrlo. Pero lo esencial no se escribe con verbo fututo, lo real es la sustancia. Por el arte llegaría donde estoy, porque estoy en lo que soy.

2 comentarios:

EL PACIENTE BIPOLAR dijo...

HOLA COMO ESTAS. DE VERDAD ME GUSTA TU BLOG. ME GUSTA LA PROPUESTA QUE OFRECES...TE SEGUIRÉ A PARTIR DE ESTE MOMENTO,,,,ESPERO Q PUEDAS PASEARTE POR MI OSCURO, MELANCÓLICO Y DEPRESIVO BLOG DE INVIERNO Y ME DES TUS MÁS SINCERAS IMPRESIONES!!!! saludos

www.juancarlosmcdonald.blogspot.com

Caramba Show dijo...
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